La intervención del Dr. Ted Dunn presentada durante el evento de la UISG "Profundizando la Plenaria", que tuvo lugar del 3 al 5 de mayo de 2023.

Nuestro mundo ha llegado a una encrucijada que nos sitúa ante una opción existencial. Podemos responder con miedo dando vueltas alrededor de los vagones y cerrándonos en nosotros mismos, o podemos escuchar la “invitación más profunda” y asociarnos con otros para nacer a una nueva forma de existencia. Si nos dejamos llevar por el miedo, por defecto, acabaremos siguiendo el camino de menos resistencia que conduce inevitablemente a la muerte. Sin embargo, si somos impulsados por la valentía, podemos escoger por caminar por el camino viejo hacia la vida nueva. Rezo para que todos nosotros escuchemos el latido del corazón de lo nuevo y respondamos con todo el corazón a la atracción y al amor de Dios.

La vida religiosa es una parte integral de este Gran Cambio. Lo que se ve cada vez con mayor claridad es que lo te cautiva hoy no es lo que cautivará mañana. El Papa Francisco, hablándonos el año pasado, dijo: “No necesitamos a monjas congeladas.” Este camino sinodal es un esfuerzo a movernos más allá del pasado y juntos discernir una nueva forma de futuro. Somos llamados a caminar juntos, discernir juntos, colaborar en la creación de un futuro lleno de esperanza (Jeremías 29,11).

No podemos avanzar hacia el futuro sin honrar nuestro pasado, nuestros antepasados y nuestras tradiciones, pero no para guiarnos hacia allí. Necesitamos incluir y transcender el pasado, soltar nuestro control sobre la tradiciones y estructuras fantasmas del pasado, para dar espacio a lo nuevo. Lo que nos guía hacia el futuro es nuestra valentía, creatividad y tenacidad para dar vida a nuestras más profundas aspiraciones suscitadas por la atracción y el amor de Dios. Honrar a nuestros antepasados no puede significar vivir en el pasado. Honrar a nuestros antepasados no puede significar vivir como ellos vivieron. Si verdaderamente honramos a los que nos han traído a nuestro hoy, debemos hacer para la nueva generación lo que nuestros antepasados hicieron por nosotros: debemos dar espacio a lo nuevo.

En una ocasión, Helen Keller dijo: “Una curva en la carretera no es el final de dicha carretera, a no ser que no puedas dar la vuelta.” La gran mayoría de las comunidades fracasarán al dar el giro hacia el futuro. Algunas esperarán hasta que sea demasiado tarde y, cuando despierten, habrán agotado sus recursos y su voluntad de cambio. Otras solo harán cambios en intensidad, creyendo que están haciendo lo necesario, hasta descubrir que sus pequeños y seguros cambios no han sido suficientes.

Algunas de las comunidades más resilientes superarán con éxito esta curva de la carretera y tendrán nueva vida. Estas son la que podrán facilitar el surgir de la nueva Vida Religiosa y dejarán su huella en el Gran Giro. Estas comunidades no solo se adaptarán al mundo en cambio, sino que escucharán la invitación más profunda, se comprometerán en un trabajo interior de transformación y crearán nueva vida en sus comunidades y en nuestro mundo.