Al concluir la Asamblea Plenaria 2025 de la UISG, recogemos en esta sección los testimonios y reflexiones de varias Superioras Generales sobre los grandes temas que animaron nuestros días de escucha, discernimiento y comunión.

A través de estas entrevistas semanales, deseamos abrir un espacio de escucha y comunión, donde resuene la experiencia de quienes, desde contextos diversos, caminan en clave sinodal al servicio del Evangelio y de la vida consagrada en el mundo de hoy.

Esta semana compartimos las palabras de la Hna. Ángela CUADRA, Superiora General de la Compañía de Santa Teresa de Jesús, sobre cómo la vida consagrada es una llamada a ser artesanas de esperanza en un mundo dividido y necesitado de comunión.

Hoy somos llamadas no solo a transmitir esperanza, sino a ser artesanas de esperanza. Lo somos porque encarnamos una espiritualidad capaz de transformar y de promover la comunión entre todos.

Nos convertimos en artesanas de esperanza cuando acompañamos a los más vulnerables con una presencia cercana y compasiva, como la de Jesús. También lo somos cuando cultivamos una espiritualidad que es fuente de transformación interior y comunitaria, y cuando nos preparamos para vivir en estos tiempos de complejidad e incertidumbre.

Somos artesanas de esperanza cuando abrimos nuestra mirada al mundo con un espíritu contemplativo, capaces de reconocer la acción de Dios que transforma la historia y la realidad, incluso cuando parece imposible. Porque Dios está allí, siempre presente.

Hoy, más que nunca, en un mundo dividido y polarizado, somos llamadas a ser artesanas de esperanza: mujeres que promueven la comunión y la fraternidad, inspiradas en una espiritualidad sinodal que incluye, acoge y escucha. Una espiritualidad marcada por una escucha empática que reconoce en cada hermano y en cada hermana el rostro del Dios que se nos revela.