03/11/2025

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Voces de la Plenaria 2025: el Espíritu habla en cada voz

Voces de la Plenaria 2025: el Espíritu habla en cada voz

 

 

Me llamo Hna. Miriam Altenhoffen.
Soy la Superiora General de una congregación misionera, las Siervas del Espíritu Santo.
Somos una congregación presente en 48 países, con aproximadamente 2.800 hermanas, muy intercultural.

 

Desde hace muchos años practicamos el discernimiento comunitario, que en realidad es muy similar al método que también usamos aquí, es decir, la conversación en el Espíritu Santo.
Uno de los fundamentos de este método es creer que Dios habla — que el Espíritu Santo habla — a través de cada persona, y que todos los que se sientan alrededor de la mesa (generalmente una mesa redonda) tienen voz, y que todas las voces son iguales: la Superiora General tiene la misma voz que una hermana joven o cualquier otra hermana.
Este es uno de los principios.

 

El segundo principio es que nos escuchamos atentamente unas a otras — y esto no es fácil, porque muy a menudo estamos ocupadas con nuestros propios pensamientos e ideas y queremos presentar nuestras opiniones.
Pero este método de alguna manera desacelera el proceso y nos ayuda, primero que nada, a escuchar atentamente lo que cada hermana tiene que decir sobre una pregunta o tema determinado.

 

Hacemos entonces una primera ronda de escucha, en la que todas hablan.
En la segunda ronda, en lugar de continuar con nuestras propias ideas, se nos invita a estar atentas también a nuestros movimientos interiores — como dice San Ignacio, el discernimiento consiste en prestar atención a los movimientos interiores — para entender qué de lo que dijeron las demás me ha tocado, inspirado o movido en cierta dirección.
La segunda ronda sirve precisamente para compartir lo que me ha tocado de lo que las demás dijeron.

 

La tercera ronda, finalmente, es para mirar juntas a qué nos llama el Espíritu Santo: si hay alguna acción o algo que podamos hacer juntas para responder a la situación.

 

Este tipo de proceso es muy útil para las congregaciones religiosas, porque ayuda, ante todo, a escuchar muchas voces y luego, en un clima de oración, a discernir cómo el Espíritu nos llama a avanzar como congregación, como grupo, también para responder a las necesidades que encontramos en la vida cotidiana y en nuestras sociedades.

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