Se ha publicado el Mensaje del Papa León XIV para la IX Jornada Mundial de los Pobres, que se celebrará el próximo 16 de noviembre de 2025, XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario. El texto, titulado «Tú, Señor, eres mi esperanza» (Sal 71,5), es una fuerte invitación a vivir la esperanza cristiana como una respuesta concreta a la pobreza en todas sus formas.

El Papa parte del grito del salmista, nacido en el dolor pero anclado en la confianza en Dios, para invitar a la Iglesia a redescubrir la pobreza no como obstáculo, sino como espacio teológico de encuentro con Cristo. Los pobres –afirma– “no son una distracción para la Iglesia, sino los hermanos y hermanas más amados”, capaces de revelar con su vida la verdad del Evangelio.

En su mensaje, el Papa León XIV subraya que la pobreza más grave es la ausencia de Dios, y que la respuesta cristiana no puede limitarse a gestos asistenciales: se necesita una caridad encarnada, hecha de escucha, cercanía, justicia y transformación social.
“La caridad representa el mandamiento social más grande”, recuerda el Pontífice, citando el Catecismo de la Iglesia Católica.

En este tiempo jubilar, la Jornada Mundial de los Pobres se configura como un llamado a la responsabilidad concreta, para que los frutos del Año Santo no se queden solo en lo interior, sino que se traduzcan en políticas inclusivas, nuevas formas de voluntariado y signos visibles de esperanza: comedores, casas de acogida, escuelas populares, comunidades abiertas.

Como UISG, acogemos con gratitud y renovado compromiso esta invitación. Nuestras comunidades religiosas femeninas, presentes en los lugares de mayor fragilidad y conflicto, se reconocen llamadas a caminar con los pobres como hermanas y madres, no solo como agentes pastorales. Con ellos, y no solo para ellos, creemos que otro mundo es posible.

“Los pobres –escribe el Papa– son sujetos creativos que nos desafían a encontrar siempre nuevas formas de vivir hoy el Evangelio.”

En este camino de preparación hacia la Jornada, nos comprometemos a no dejar caer en el olvido este llamado, para que cada gesto y palabra de la vida consagrada nazcan de la escucha de la voz de los más pequeños.

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