
09/10/2025
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Jubileo de la Vida Consagrada: pedir, buscar, llamar — vivir la esperanza
Jubileo de la Vida Consagrada: pedir, buscar, llamar — vivir la esperanza
La jornada del 9 de octubre se abrió con la celebración eucarística presidida por el Papa León XIV. En su homilía, el Santo Padre retomó los tres verbos de la oración tomados del Evangelio de Lucas —pedid, buscad y llamad— como imágenes de los votos evangélicos: pedir en la pobreza, buscar en la obediencia, llamar para llevar al prójimo la caridad de Cristo. Invitó a los consagrados y consagradas a hacer memoria de su vocación, a volver al corazón para recordar cuánto ha obrado el Señor al multiplicar los talentos, fortalecer la fe y acrecentar la caridad. Testigos vivos del primado de Dios, están llamados a difundir en el mundo el oxígeno de su amor: un amor concreto, fiel y duradero.
Por la tarde, el Jubileo cobró vida con encuentros específicos para cada forma de vida consagrada, distribuidos por diversos puntos de Roma. Los Institutos religiosos comenzaron sus actividades en la gran Aula Pablo VI; al mismo tiempo, los miembros del Ordo Virginum se reunieron en el Aula Nueva del Sínodo. Los Institutos seculares se congregaron en la Universidad de la Santa Cruz, y, de manera similar, las nuevas formas de vida consagrada se reunieron en la sede de la Curia General de los Jesuitas. Los Institutos contemplativos se encontraron en la Universidad Urbaniana, y las Sociedades de vida apostólica, en la sede de la UISG.
En la mayoría de los grupos, la primera parte del encuentro estuvo marcada por momentos festivos de bienvenida, animados con cantos, danzas y proyecciones de vídeos. En otros casos, tras la acogida, siguieron tiempos de reflexión y de compartir experiencias. La segunda parte estuvo dedicada a un tiempo prolongado de conversación en el Espíritu, siguiendo el método sinodal, centrado en el tema de la esperanza vivida en el día a día.
Por la noche, entre las 19:00 y las 21:00 horas, los consagrados y consagradas salieron al encuentro de la ciudad. Tres plazas se transformaron en espacios de diálogo. Tres lugares concretos, tres dimensiones de la existencia humana que se entrelazan: la fraternidad que derriba muros, la escucha que devuelve dignidad y el cuidado que recompone los desgarros del tejido de la creación.
La Plaza Víctor Manuel acogió la reflexión sobre la fraternidad universal. Allí, al ritmo de la Babel Nova Orchestra, se tejió una gramática del encuentro capaz de superar las diferencias, reconociendo en el otro no a un extraño, sino a un hermano, a una hermana.
En la Plaza de los Mirti, el Kantiere Kairòs dio voz al tema de la escucha de los últimos. Porque hay personas que habitan las periferias de la atención colectiva, y a quienes la vida consagrada quiere ofrecer voz y dignidad.
La Plaza Don Bosco acogió la reflexión sobre el cuidado de la creación, con la participación del Sonia Nifosi Studio. La tierra herida, el clamor del medio ambiente que desde hace décadas pide ser escuchado, la necesidad de un nuevo paradigma en la relación con el mundo natural: ya no dominio, sino custodia; ya no explotación, sino reciprocidad.
Una jornada intensa de conocimiento y comunión, de reflexión y testimonio, que transforma la vida consagrada en semilla de esperanza, en oxígeno del amor de Dios del que son testigos.