El Día Internacional de la Mujer es un día en el que conmemoramos y respetamos a las mujeres que alzan la voz para defender sus derechos y hacemos todo lo posible por solidarizarnos con las mujeres de todo el mundo. Conmemoramos este día para proteger los derechos de las mujeres y las jóvenes e investigar las raíces de la violencia sistémica contra las mujeres, en particular las que sufren muchas formas de discriminación y explotación. 

Talitha Kum acepta la invitación a ponerse del lado de quienes son discriminadas, explotadas y víctimas de la esclavitud moderna. Según el informe de la ONU, las mujeres y las niñas representan el 70% de las víctimas mundiales de la trata de personas.

La red Talitha Kum está arraigada en los valores evangélicos y en la doctrina social católica, y es una red de redes que opta por estar al lado de quienes se encuentran en la oscuridad de la vulnerabilidad social, la opresión y la explotación, proporcionándoles sustento espiritual para una nueva vida digna.

Talitha Kum fue establecida formalmente por la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) como una iniciativa internacional contra la trata y la explotación de seres humanos.  Nosotras, como mujeres consagradas de Talitha Kum, vivimos en solidaridad con nuestros hermanos y hermanas que sufren las consecuencias del mal de la trata de seres humanos. Compartimos nuestras vidas con quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad social y en riesgo de ser víctimas de la trata. Como mujer, respondo a esta solidaridad con compasión y un corazón que escucha a otras mujeres en apuros, especialmente mujeres marginadas, madres solteras y niños vulnerables. Mi papel como religiosa es seguir respondiendo a la llamada de la Iglesia. 

Como ha dicho el Papa Francisco, “la trata de personas y otras formas de esclavitud se han convertido en un problema mundial, que exige ser tomado en serio por toda la humanidad”. FT[22].
Nuestra Santísima Madre es un símbolo del trabajo por la justicia social. Ella se convierte en un poderoso símbolo portador de Cristo, que exalta a los pobres y derriba a los poderosos (Lc 2,22). Su Magnificat manifiesta un signo de esperanza, de resiliencia y de justicia, para que las mujeres de nuestro mundo no sean dejadas atrás ni sean marginadas.

Todos tenemos un papel que desempeñar para responder a la llamada de la Iglesia. Involucremos a todos, supervivientes y culpables, para trabajar en el abrazo de un poder transformador de cuidado, esperanza y misericordia.

Sigamos pasando de la oscuridad de la explotación y la trata a la luz de la dignidad humana y la libertad: para curar a las víctimas de la trata y la explotación y a quienes corren el riesgo de serlo; para curar las heridas físicas, psicosociales y espirituales; para empoderar a las víctimas y los supervivientes, así como a las personas en situación de riesgo, amplificando sus voces; para restaurar la dignidad humana promoviendo el acceso a la justicia. Estamos llamados a una transformación social para un mundo libre de trata de personas.

Hna. Abby Avelino, mm -  Coordinadora Internacional de Talitha Kum