En el segundo día de la reunión conjunta UISG-USG, la mañana estuvo llena de alegría cuando los participantes se reunieron con el Papa Francisco. Los participantes compartieron momentos significativos con Su Santidad, fortaleciendo los lazos y la comunión entre los miembros presentes.

Altenhofen describió la esperanza como una profunda confianza en los planes de Dios para un futuro positivo, incluso frente a los desafíos. Subrayó que esta esperanza es profética e inspira acciones concretas y el compromiso de permanecer cerca de los necesitados.

El P. Miguel Márquez habló de la importancia de la escucha, especialmente de la llamada de Dios. La pregunta de Jesús a su discípulo Pedro en el lago Tiberíades: "¿Me amas?" sigue siendo hoy la misma para todos y cada uno de nosotros - una llamada a dejar que Jesucristo nos reconstruya, nos regenere para construir un mundo de paz y justicia. La esencia de la Vida Consagrada está en dejarnos amar. Es a través del silencio, del desinterés y de la obediencia al Espíritu como nace la verdadera esperanza.

El P. Miguel Márquez compartió en su testimonio todas las experiencias de sus cohermanos que viven en lugares conflictivos y que intentan dar a los niños de todo el mundo ¡un lugar donde soñar! Estos niños nos enseñan lo que es la verdadera esperanza, esperanza que desea nacer en medio de los desafíos, esperanza que se fortalece en lugares de guerra como Siria y Ucrania. Esta esperanza se basa en el reconocimiento de la propia pobreza y en el deseo de ser un medio para el amor de Dios. 

También destacó el papel de María y la importancia de confiar en su papel de Madre, donde todos pueden aprender a dar a luz una nueva realidad, recordando las palabras de alegría y coraje que sonaron en el anuncio del ángel a María.

La jornada concluyó con un momento de compartir en pequeños grupos, dando tiempo a todos para expresar y compartir la esperanza que habita en los corazones de todos y cada uno, por un futuro renovado de vida consagrada.